Las canciones de Ruinas Futuras aparecieron en las notas de voz del móvil de Guillermo Farré como por arte de magia.
Tras Torres Blancas (2017), último disco de Wild Honey hasta la fecha, la vida de Guillermo dio varias vueltas de campana al ser padre por partida doble en menos de dos años. Entre la paternidad y el trabajo de oficina, el tiempo pasó a la velocidad del rayo, con apenas espacio para dedicarle a la música, o eso creía él.
En un viaje en tren, Guillermo empezó a escuchar las notas de voz que había ido acumulando en el teléfono. Descubrió esbozos de canciones en los que, bajo balbuceos, llantos y gritos de niños, se escuchaban pianos, guitarras y ahahahs desafinados que no recordaba haber grabado. Fue como abrir un baúl abandonado en un ático por un inquilino anterior.
Para convertir ese puzle de piezas minúsculas en un disco, Guillermo recurrió a Remate, el músico con el que, en estos últimos años, ha colaborado componiendo y produciendo bandas sonoras de manera casi simbiótica. Enseguida tuvieron claro que querían aplicar la experimentación en la producción de bandas sonoras al formato de canción clásica.
