"Un hombre llamado Berg, que cambió su nombre por Greb, llegó a una ciudad costera con la intención de matar a su padre." Con esta frase comienza la aclamada primera novela de Ann Quin, cuya obra se ha comparado con la de Samuel Beckett o Nathalie Sarraute. Alistair Berg, un hombre de mediana edad y personalidad obsesiva, descubre el paradero de su padre, del que hacía años que no tenía noticias pero que nunca ha dejado de estar presente en los comentarios de una madre sobreprotectora. Sin revelar su identidad, Berg alquila una habitación contigua a la que su padre comparte con Judith, una mujer mucho más joven que él con la que mantiene una relación bañada en alcohol y salpicada de discusiones. Así, en medio de una espiral de seducción y violencia, Berg tratará de llevar a cabo su propósito enfrentándose a unos personajes secundarios -un gato, un periquito, un muñeco de ventrílocuo y una madre omnipresente- tan absurdos como el humor con el que Quin configura esta obra maestra de la narrativa de vanguardia.