Los poemas de Turtle Island van desde lo lírico y lo casi místico hasta lo mítico-biótico, incluyendo algunos abiertamente políticos. Todos, sin embargo, comparten una visión común: un redescubrimiento de esa tierra y los caminos por los cuales sus habitantes podrían llegar a ser nativos del lugar, dejando de pensar y actuar como recién llegados e invasores. Para Gary Snyder cada ser vivo es un remolino en el flujo, una turbulencia, una "canción". La tierra, el planeta mismo, es también un ser vivo. Los anglos, los negros, los chicanos y todos los que se hallan en esas costas comparten esta idea en los niveles más profundos de sus antiguas tradiciones culturales: africanas, asiáticas o europeas. Gary Snyder considera que hay que regresar a esas raíces, para encontrar la antigua solidaridad y llegar a estar todos juntos y en armonía en la Isla de la Tortuga. Su pensamiento es esencialmente un posthumanismo según el cual no debemos considerarnos diferentes de los animales. En su obra se articulan diversos referentes: el budismo zen, las tradiciones amerindias y la mística de lo salvaje.