En este breve ensayo, Marina van Zuylen recorre nuestra tradición literaria para ofrecernos una reflexión -apropiadamente sinuosa- sobre los efectos beneficiosos de la diversión y la dispersión, de los rodeos y los desvíos e incluso del tedio y la confusión. Nos alerta sobre cómo hemos olvidado lo valiosas que pueden ser las rutas indirectas y la libertad de perderse.