El creciente malestar y su menguante cuenta corriente dan paso a una pregunta: ¿es tan grande la distancia que las separa? Sabe que si ella fuera limpiadora, su implacable familia (alias termitas devoradoras de sueños) lo consideraría indigno y un malgasto de sus capacidades. No obstante, con el paso de los días, la vida de Sol, sus relaciones y su mirada sobre el mundo se transformarán, afectadas por la diferencia entre sus inclinaciones y lo que el resto espera de ella.
Más que una novela, Casas limpias es un estado de obsesión, una mirada puesta en todo aquello que muchas veces no queremos ver. Es una historia sobre la división constante entre dos mundos: lo digno y lo humillante, el «ellas» y el «nosotros», lo que se ve y lo que se esconde.