Es el primer libro de poemas orales de Laura Sam, en concreto, un prefacio y quince poemas. Para ella, Incendiaria, más que una palabra, es una sucesión de fotogramas salvajes y primitivos, una manifestación escrita y hablada que deconstruye el miedo, que frecuenta la magia y encuentra la normalidad a través de un imaginario que desde siempre habitó en los márgenes.
Ella extrajo de su vida un cúmulo de emociones, lo expuso a través de su voz convirtiéndolo en versos directos, sólidos, críticos y certeros, pero también permeables a momentos significados que reconocen su fragilidad y desasosiego.
«Estos textos que nacieron así, con complejo parlante, bien podrían definirse como una gran bola imparable de fuego que crece, cae y arrasa.»